LA FÁBRICA DE ESPEJOS
La práctica reciente de Ainara Elgoibar (Mungia, 1975) está centrada en su interés hacia diferentes tipos de vidrio —sobre todo Gold 20 y U-Glas— a los que se aproxima acoplando las propiedades ópticas del propio material a los métodos utilizados para registrar su fabricación y uso. Esta relación se hace más compleja si pensamos en lo inusual que suele ser la presencia de una artista con una cámara de video deambulando en un recinto industrial, lo incómodo que resulta para el responsable o propietario del lugar que alguien grabe «sin control» en unos espacios que suelen permanecer ocultos a las miradas ajenas.
En todo caso sus proyectos no tienen como objetivo registrar de un modo exhaustivo y sistemático el proceso de producción ligado a estos productos y materiales, como sí sucede en obras como A Study of Standard Oil Company de Chauncey Hare o el más reciente Inditex de Alicia Framis. Los planos y ritmo de montaje que suele trabajar Elgoibar la emparenta a otro tipo de aproximaciones más sugestivas y experimentales como Operación H (1963) de Néstor Basterretxea y Fernando Larruquert. La diferencia es que en ese caso se partía de un encargo personal del empresario Juan Huarte para realizar un documento promocional de sus industrias, y en el tipo de trabajo que nos ocupa en este texto se trata del interés y iniciativa de la propia artista, quien ha tenido que negociar con las empresas los permisos y las condiciones de sus sesiones de grabación.
El primer ejemplo de esta serie de obras es Gold 20, un video realizado el año 2013 y dedicado al vidrio de igual nombre que se produce en exclusiva en la planta de Guardian Industries Corp., de Koch Industries, en Tudela, Navarra. Este producto llamó enseguida la atención de Elgoibar que veía en la inusual tonalidad dorada de su superficie una actualización de ejemplos anteriores en los que el lujo o la ostentación han estado unidas a sistemas de percepción, como la galería de los espejos del palacio de Versalles, en Francia. En Gold 20 es como si las molduras y marcos dorados de esa estancia se hubieran fundido con los espejos, diluyendo cualquier grumo de ornamentación sobre toda la superficie vítrea.
Gracias a un contacto dentro de la empresa la artista obtuvo el permiso para grabar en el interior de la fábrica de Tudela. Las condiciones impuestas por los responsables de la planta fueron que lo hiciera por un periodo de tiempo limitado —algo menos de 10 horas— que no se grabara ciertas partes del proceso de fabricación sensibles a la competencia ni a los operarios, y que el equipo de rodaje, compuesto por la propia artista, Usue Arrieta y Vicente Vázquez, socios todos ellos de Tractora Koop E, siempre estuviera acompañada por alguien de Guardian. El pacto incluyó que tras visionar el video la compañía podría «vetar» las tomas que considerara oportunas, algo que la artista ha querido hacer patente en la versión final.
Lejos de empobrecer el video, estas constricciones ayudan a sacar más partido a tales imágenes al centrarse en detalles lumínicos y perceptivos, y al generar un contraste entre aquello que puede ser enfocado y lo que, por el contrario, se muestra de un modo difuso y fragmentario, como en el caso de los trabajadores de la empresa. De hecho la práctica ausencia de operarios en el video hace que su verdadero protagonista sea el Gold 20. Las planchas de este material pasan como espectros por los rodillos, como fantasmas de luz, surgidos de otra dimensión. En contraste a esta presencia evanescente, la visión de la arquitectura del recinto industrial, tomas generales del interior y el exterior de la planta, en ocasiones reflejados en la misma superficie de Gold 20, desvelan el contexto un tanto anodino donde se crea este tipo de vidrio, algo así como el azogue de un producto aparentemente tan puro y inmaterial.
En caso de duda: parar, pensar y preguntar, es el título de una conferencia impartida por Ainara Elgoibar el año 2018 en Tabakalera, Centro de Cultura Contemporánea ubicado en San Sebastián. En ella la artista describió sus visitas a otra fábrica de Guardian Corp ubicada en Llodio. A diferencia de la planta de Tudela, la de Llodio no fue creada de cero sino que fue fruto de la absorción de una empresa anterior, Villosa S.A. De nuevo gracias a la complicidad del mismo trabajador, Ainara accedió regularmente entre 2015 y 2017 a las antiguas oficinas de la gerencia de Villosa S.A. que se encontraban en estado de abandono. En ese lugar pudo consultar documentos, planos, fotografías y otros registros gráficos del archivo de la antigua compañía, quizás porque se trataba de una documentación desfasada y, por lo tanto, inofensiva. En la conferencia y el texto posterior, la artista se sirve de la palabra para describir sus movimientos dentro de las instalaciones del recinto industrial y explicar cómo el cambio de manos de una empresa familiar a otra multinacional ha supuesto una transformación en los métodos de gestión. En el caso de Koch Industries esta se basa en el “Market Based Management”, una metodología de mejora contínua en la que se aplican herramientas estadísticas. Bajo el aparente objetivo de reducir al máximo los accidentes laborales se trazan unas normas de seguridad que limitan las acciones de los operarios con el fin de evitar errores y accidentes, lo que de facto les obliga a una repetición de movimientos que elimina cualquier tipo de perturbación.
El año 2017 Ainara Elgoibar viajó a Bregenz, Austria, donde rodó Glas Marte Cut en las instalaciones de la empresa Glas Marte Gmbh, dedicada a la fabricación de elementos de arquitectura en vidrio. Al tratarse de una empresa más pequeña Elgoibar pudo grabar con mayor libertad. Ese hecho se refleja en las imágenes, ya que en este caso puede registrar la relación entre la maquinaria de alta precisión y los operarios, entre los parámetros trazados en un programa informático y las manipulaciones realizadas a mano en la fresadora. Ese vínculo con la máquina, entre la automatización y el trabajo manual desvela otra cuestión perceptiva, y es que, al fin y al cabo, tanto en Guardian como en Glas Marte, los operarios siguen siendo necesarios porque son capaces de apreciar y detectar lo que la máquina no ve. Por otro lado el modo en el que la cámara se centra en el temblor de una mano o en el tatuaje en el brazo de uno de los trabajadores, opera como el sonido de una guitarra que aparece de improviso en el video anterior, rompiendo con la aparente objetividad del formato videográfico y del propio trabajado en fábrica, introduciendo nuevos ingredientes ligados a lo subjetivo y lo personal.
En los trabajos que se acaban de describir la artista entrelaza sistemas productivos con métodos de representación, Este mecanismo explica el interés de la artista por la obra de Dan Graham quien también utilizó espejos y vidrios en sus trabajos. Dan Graham llamaba a los vidrios a cuya familia pertenece el Gold 20 «two-way mirrors», espejos bidireccionales. En obras tempranas como Performer/Audience/Mirror (1975) o en sus posteriores pabellones exploró las implicaciones estéticas, formales y ideológicas del uso del vidrio reflectante en la arquitectura corporativa de Estados Unidos, unas implicaciones a las que se suman en la actualidad unas condiciones de visibilidad cada vez más virtuales y tecnificadas, al menos en apariencia, tanto por los procesos de producción como por los dispositivos de grabación y recepción de imágenes.
En la introducción de su Tesis doctoral, que Ainara Elgoibar dedicó precisamente a Performer/Audience/Mirror (1975), entendido como resultado del trabajo conjunto de Dan Graham y Darcy Lange, un artista que a partir del año 1972 realizó largas grabaciones a lugares de trabajo (a las que denominó work studies), la artista escribe que su fascinación por este tipo de vidrios surge porque en ellos «nada puede observarse sin un reflejo que incorpora en la mirada aquello que se observa. El Gold 20, el Low-E y el two-way mirror son espejos de función variable que permiten ver a través de ellos mientras uno se ve a sí mismo mirando, es decir, permiten ver el plano y contraplano simultáneamente». Esta quizás sería una de las claves de estos proyectos, el de una suerte de autoconciencia de la visión, tanto de las herramientas como de quien las maneja, entre el operario y la artista, entre las planchas de vidrio y la lente de la cámara, entre lo que se puede enseñar y lo que se debe ocultar. Un juego que Ainara Elgoibar activa transitando con curiosidad por esas fábricas como si se tratara de un laberinto de espejos.
David Bestué, 2022